martes, 5 de marzo de 2013

Hasta que fluya la justicia, Hugo.

El dolor, cuando uno lo siente de veras, no necesita de simulaciones para manifestarse. Cuando supe de la muerte de Hugo Chávez, una sensación escalofriante inefable se apoderó de mí. Quien tiene clara su pertenencia ideológica, más o menos sabe que ante determinadas situaciones que se relacionan con ella, para bien o para mal, debe sentir cierto impacto en su estado emocional.