jueves, 1 de marzo de 2012

La gratitud

Hoy inicio este blog donde volcaré los pensamientos que me inundan día a día. Me gradué y hoy trabajo en una Universidad de nuevo tipo en Cuba, ideada por un genio, un visionario de los siglos XX y XXI como lo es sin dudas Fidel Castro Ruz.

La Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) surgió a la sazón de la Batalla de Ideas que caracterizó la política cubana a raíz de los sucesos de Elián González Brotons y el injusto y desleal proceso sufrido por cinco jóvenes cubanos en los Estados Unidos. Fue quizás, uno de los símbolos más hermosos que implicó aquella etapa, para mi ya pasada, donde se vivió un reverdecer en el fervor revolucionario, de Tribuna Abierta y Mesa Redonda con rating.
Culminaba yo por aquel entonces mis estudios en la Secundaria Básica "Batalla de Sagua" y me adentraba en la enseñanza preuniversitaria en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas "José Martí Pérez", con sede en Holguín. La Revolución me brindaba la oportunidad de entrar en el mejor centro preuniversitario de mi provincia gracias a mi implicación diaria en el estudio y los resultados que esto produjo en mi haber docente.

Tuve los mejores profesores hasta ese momento, la verdad, en aquel momento, casi todos eran excelentes profesionales, pasé por las típicas profesoras "achacosas" de tiza, borrador y cartabón. Es una gran deuda que tengo con este proceso, incompleto e imperfecto, pero lleno de virtudes y aciertos mayestáticos. El profesor, la escuela, los mejores recursos para el proceso educativo de acuerdo a las posibilidades reales del Estado cubano al alcance de todos. No criticaré otros sistemas, otros modelos, pero me adhiero a este método que promueve la igualdad de oportunidades (violentada en ocasiones, con brechas y resquicios) para todos los cubanos. Sin duda alguna bajo otro modelo social quizás pude haber transitado por este mismo proceso fetén, pero igual pude estar sumido en el analfabetismo o no lograr cursar la carrera universitaria que me propuse. Hablamos de la garantía que existe en Cuba de que cualquier cubano tenga acceso a todos los niveles educacionales.

Sin embargo existe un sector hoy en Cuba que busca impugnar el sistema. El sistema que, ¡oh paradoja!, fue el mismo que le puso en bandeja de plata todas las herramientas para que se apropiara de los conocimientos y corrientes de pensamiento que hoy utiliza para demeritarlo y criticarlo buscando ser lesivo, hiriente. Las tesis resultan imperdibles, llenas de artificios, venenosas, paroxismo de sofismas. No es "gratis" porque cuesta mantener el entramado, el fondo que la sostiene se alimenta de la participación activa de ¿todos? los cubanos. Quizás algún cubano publicista de la individualidad, que nunca entendió el sentido colectivista y socialista de la Revolución y que trabaja en algún sector que garantiza ingresos importantes al país lo puede sentir así, pero se "olvida" que existen muchos que no aportan y de todos modos tienen garantizado acceso a salud y educación, o sea, la garantía no se construye necesariamente de la sinergia de todos los que se sirven de estos servicios. Sus líneas de investigación más bien debieran ser otras, por ejemplo, ¿cómo hace el gobierno cubano para seguir manteniendo con tanta crisis alrededor, en un país subdesarrollado y bloqueado ("embargado") estas garantías? Con dificultades, cierta ineficacia y generando en ocasiones malestar en la población, es cierto, pero el engranaje esencial sigue en pie.

En la UCI he accedido a todo el conocimiento y la información que quise adquirir. Tuve la singular oportunidad de viajar durante mi cuarto año a la República Bolivariana de Venezuela y vivir una experiencia muy interesante. Hoy trabajo, hago lo que me gusta y trataré en lo que sigue de retribuir a mis padres y demás familiares el sacrificio que hicieron por mi formación, y a la Revolución todo el estado de bienestar en el que me ha sumergido casi hasta poder "ahogarme". Y si no me he ahogado en un completo estado de bienestar (mucho más espiritual que material) es porque hoy persisten errores, mal manejo, procesos turbios y desviados que impiden la inmersión completa. Quedo por tanto con la cabeza fuera, en la superficie, para ayudar a corregir desde mi posición los errores que veo y explayaré en algunas de las próximas entradas del blog. Al contrario de lo que sucede con una gran parte de mis compañeros universitarios, la balanza entre aciertos y desaciertos, virtudes y defectos, lo valioso y lo adocenado, se inclinan de manera clara en mi visión hacia el lado positivo de la Revolución Cubana y el régimen reinante. Soy un descendiente de ese proceso hereje (como define Fernando Martínez Heredia a la Revolución Cubana) que espera no asistir jamás al parricidio que hoy se cocina a fuego lento, con la complicidad de todos. Soy un deudor que hoy solo quiere expresar su gratitud.

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